Si usted no ha escalado en la vida lo primero que debe saber es que si va a un rocódromo le van a ofrecer unos pies de gato para que fijarse a la pared sea más sencillo. Es algo parecido a los zapatos de la bolera, pero aquí no tiene que pedir su número. Ese fue nuestro primer error. Los pies de gato no son cómodos, aprietan, así que pedimos dos números más para ir holgados. Alberto nos bajó de la nube. “Yo llevo cuatro números menos del mío. Si los llevas grandes, al pisar, se dobla mucho y no puedes hacer fuerza, por eso los llevamos tan pequeños. Lo peor es estrenarlos. La primera sesión es horrible. Cuando ya los tienes usados son más cómodos porque cede un poco la goma”.
MARCA entrenando junto a Alberto Ginés.
Alberto ganó en Tokio el oro más inesperado de la delegación española y eso no llega por casualidad. Se pasa tres o cuatro horas al día en el rocódromo y no puede descuidar nada de su físico para rendir al máximo nivel. “Lo más importante son los músculos de cintura para arriba, el core influye muchísimo. Respecto a las piernas, cuanto menos pierna tengas mejor para hacer bloque y cuerda. Para hacer velocidad sí que necesitas tener más fuerza en las piernas”, explica.
No pienses, escala
El mejor consejo que nos dio Alberto durante la jornada de entrenamiento que pasamos con él fue que no pensemos. Es lo que cube a todo el mundo. Cuando escalas, el objetivo es estar en la pared el menos tiempo posible para no cansarte. “Muchas veces piensas que ya no te puedes aguantar, pero tienes que hacer el movimiento porque al ultimate sí que te aguantas”, asegura. Será la fuerza de la mente. Por eso es tan importante cuidarla.
Ahora la gente se toma los Juegos más en serio
Para que la mente esté sana y fuerte hay que desconectar, y Alberto, que lo que más sufre de su rutina es estar a dieta, lo hace con la cocina. Desde hace un tiempo mejora su técnica de arroces. Caldosos, eso si, que la paella es grande y le da “pereza”. Supongo que se preguntarán qué tal le quedan. Nosotros no lo hemos probado, pero sus abuelos sí, así que nos fiamos de su veredicto: “Le hice unos a mis abuelos y me quedó decente. Mi abuela es la persona más sibarita del mundo para comer y le gustó…“
París en el horizonte
El oro de Tokio no pesa para Alberto. Todavía tiene que luchar su plaza en París, pero “si consigo competir el nivel del último preolímpico me veo bien”. Aunque el escalador no es ajeno a las circunstancias propias del deporte. “Pueden pasar muchas cosas: que la gente suba el nivel; que yo no esté tan bien; que esté muy bien y no compita bien o que la gente, simplemente, sea mejor que yo”. Imposible ser más claro.
Alberto Ginés posa para MARCA frente al rocódromo.
Que sólo haya tres años de diferencia entre los últimos Juegos y los de este verano hace que el nivel no haya cambiado mucho, pero ahora “la gente se lo toma más en serio”. Ginés tiene la sensación de que “ha cambiado el hambre de la gente porque antes de Tokio no sabíamos lo que eran unos Juegos Olímpicos y no imaginas la repercusión que tienen, pero después de descubrirlo todo el mundo quiere estar y hacerlo bien”. Y lo cube un campeón al que la vida le cambió el 5 de agosto de 2021. El joven que empezó a escalar porque se subía por los sofás de casa y que -ojalá- en París defenderá su oro olímpico.
Cambios en la escalada
El formato de competición en escalada deportiva ha cambiado respecto a los últimos Juegos. En Tokio, una gran actuación en la prueba de velocidad otorgó a Alberto la medalla de oro; en París, el escalador extremeño aspira a competir en su verdadera especialidad: bloques y dificultad. Lo que antes period una combinada entre las tres especialidades, ahora se ha dividido. Y eso, a priori, es bueno para Alberto.
En la primera parte del preolímpico, en Shanghai, fue segundo y solo el surcoreano Dohyun Lee consiguió una mejor puntación que él. Sumó 124.5 puntos (100 en bloques y 24.5 en dificultad), mientras que Lee totalizó 134.5, con el mismo número de puntos que Ginés en bloques pero diez más en dificultad, lo que le dio la victoria ultimate. Ahora, Alberto debe refrendar su gran estado de forma en la segunda de las dos Sequence Olímpicas que se celebrará en Budapest el próximo 20 de junio. Ahí, el extremeño deberá mantenerse entre los diez primeros clasificados para poder sellar su billete a París.
